La muerte del joven no fue el único caso de abuso de poder y represión. Tal fue así que a Ibazeta lo mataron por ser uno de los testigos claves en el hecho de torturas de parte de la policía. Lo cierto es que el miedo paraliza a muchos de los que están presos y son víctimas de violencia física y psicológica. Es un panorama de puja constante entre el policía ciego de odio y el recluso, que muchas veces carga con la misma ira con la que se lo trata.
A todo este panorama sombrío se le adhieren las malas condiciones de habitación. Esto no ayuda al preso a lograr salir adelante, reflexionar sobre su vida y su futuro. Lo único que se obtiene tratando a una persona de esa manera, es rencor, es el sentir que este sistema es tan o peor que ellos mismos y que no hay salidas.
Foto extraída de http://guillermoberto.wordpress.com/ Alexis Retamal Jara luego de la golpiza dentro del penal. |
La realidad demuestra que los mismos policías que torturan a los presos cuando intentan fugarse o cuando lo logran, son aquellos que les brindan los elementos para poder escaparse, incluso llegan a proveerlos de armas o drogas. El clima de terror que se vive dentro del penal es quizás peor que el que vive una persona inserta en la delincuencia.
Ramón Mansilla fue testigo de las torturas múltiples y se encontraba junto a Ibazeta cuando fue asesinado. Decidieron trasladarlo a una cárcel de Cutral-co donde pueda estar seguro y resguardado. Tiempo antes de ser cambiado a otro penal había sufrido una herida de 52 puntos. Sobre ese tema, nunca quiso declarar ni contar nada.
Que se puede esperar de la realidad si ninguna de nuestras instituciones puede cumplir con sus verdaderos propósitos.